LA NOCHE DE LAS RANAS
LA NOCHE DE LAS RANAS
Temporada de caza, Josechu Riestra nos invita a su finca “San Fidel” en Torrejoncillo – Provincia de Cuenca –.
Vamos a pasar varios días cazando codornices y lo que salga, Jaime Plasenia, Elías Pino, el anfitrión y yo.
Si fuera de lo conseguido en la primera jornada, no comeríamos. Gracias a que estaban las hermanas de Josechu y nos hicieron la comida.
Al día siguiente de vuelta de unos ganchos sin éxito, ya atardeciendo, Jaime "que no para", propone hacer una visita a la laguna por ver si enganchamos algún pato.
Después de una larga espera y ya oscurecido, lo único que se hace perceptible y nos acompaña es una interminable e insoportable serenata de ranas croando.
De vuelta a la casa, otra ocurrencia de Jaimito, porque no volvemos a la laguna, cazamos ranas y mañana preparamos unas ancas de rana fritas de aperitivo.
Pues vamos, digo yo. Nunca he cazado ranas, pero antes me tienes que enseñar como se hace.
Contestación: Una tabla pequeña de unos 50 cm. Una linterna. Enchufas la luz a la rana que se queda inmóvil y zas, tablazo en toda la cresta y al saco.
Dicho y hecho, masacre de ranas, llenamos media bolsa de deportes de esas que son redondas.
Satisfechos nos volvemos a la casa.
Sentados en el salón hablamos de la jornada y preparamos el plan de ataque para el día siguiente, tomamos unas copas y nos acostamos. Hacemos campamento en la habitación de los chicos.
Nos acostamos rendidos y después de un profundo y reparador sueño nos levantamos al alba. Lo primero que hago es echar un vistazo a la bolsa de las ranas.
¡Está vacía!
Se conoce que los golpes no fueron lo suficientemente fuertes y mortíferos. Todas las ranas estaban saltando por la habitación vivitas y coleando.
Había que vernos corriendo por la habitación a la caza de las ranas prófugas.
A pesar de todo hubo aperitivo.