SEÑORITAS
ADELA Y BERENGUELA
Son las cinco de la tarde de un mes de mayo.
Frente al Parque de Doña Alejandra Pérez-del Rebollar, se encuentra el número 54 del Paseo principal llamado de los Caballeros de Osuna.
En su fachada, con balconadas sujetas por figuras de atlantes, coronadas por cariátides y flanqueadas por columnas adornadas con guirnaldas, resalta una placa que informa – ser obra del famoso arquitecto D. Torcuato Gómez del Castellar y Arribas, esposo que fue de Doña Alejandra y tatarabuelo de nuestras protagonistas.
Además destaca un elegante mirador que está en la segunda planta, llamada en tiempos pretéritos, planta principal.
Dos hermanas, “Adela” y “Berenguela” , señoritas solteras, de la alta burguesía de una capital de provincias, se encuentran de pié apoyadas en la barandilla del mirador.
Adela está absorta, con la mirada perdida en el horizonte por encima de los árboles del parque, mientras que Berenguela observa con atención la gente que pasea arriba y abajo a lo largo del paseo.
Casimira, la “Tata” de toda la vida. Doncella con delantal y cofia. “Casi”, sobrenombre con que la llaman sus señoritas y confidente de “sus niñas”, que la llaman así cariñosamente por su reducida estatura, entra en el gabinete y con mucho respeto y la debida discreción las dice – me gustaría saber en que están pensando mis niñas –
“Adi”, así llaman a Adela sus amigas del Club de Tenis, contesta – Tata, estoy pensando en Doménico, aquel joven que conocí en Roma el verano pasado.
“Beren”, así la llaman sus compañeras del Club Socio-Cultural, interviene irónica. – Sí, aquel rico heredero italiano, de familia noble, que paseaba por el bosque de Bolonia montado en un caballo alazán –
No te rías, que me ha escrito unas cartas de amor muy hermosas y románticas y sueño todas las noches con él.
Y tú “Beren” ¿ Con que te entretenías?
¿Yo? – estaba estudiando a las personas del paseo –
Mira, acaba de pasar Esperanza, con el pasmarote de su novio que no va mas que por su dinero.
Después paseaba doña Fe, del brazo de su marido el boticario que no hace mas que resoplar de lo gordo que está.
Hace un rato iba paseo arriba, hacia el casino, Gloria, seguro que en busca de Honorio. Verás que cara se le va a quedar cuando se le encuentre ligando con una de las camareras. La rubia despampanante.
Por cierto, hace días que no veo pasar a Doña Isabela, ¿sabes si ha empeorado de su problema de corazón?
– El médico le ha recomendado la playa y creo que se van mañana a levante-
Pues vosotras seguir aquí mirando a la luna y os quedareis para vestir santos.
¡Tú calla! y tráenos el té.
En silencio y de puntillas “Casi” abandona el gabinete.
Al cabo de una rato vuelve y en la bandeja trae el juego de té de plata, con las tazas de porcelana de Sevres y una fuentecita con pastas de la Confitería Real.
Lo deja todo sobre la mesa camilla y con un tono de voz algo extraño le dice a “sus niñas”: a las siete me viene a recoger el mozo del súper y nos vamos al cine, después a cenar al burger y luego a la sala Royal a menear el esqueleto, luego ……
Volveré mañana a primera hora para llevaros el desayuno a la cama.